Uriel Escobar Barrios
Columnista
La manera cómo piensas determina el destino de tu vida. Esta afirmación se pierde en la memoria del tiempo, hace más de 2500 años ya Buda se la enseñaba a sus seguidores, y a lo largo de la historia muchos filósofos y estudiosos de la condición humana la han utilizado de una u otra manera para hacer referencia a lo mismo: la importancia que tiene nuestra forma de pensar en la construcción del destino. Demostrar la veracidad de este precepto se ha convertido en un reto para investigadores en diferentes partes del mundo. Tiene cada vez mayor aceptación, incluso en las universidades más exigentes, la necesidad de que se estudie la relación e influencia que existe entre funcionamiento corporal y procesos mentales –y, de hecho, se han destinado sumas importantes de dinero para este propósito-.
A los voluntarios que participaron en el estudio se les pidió que recordaran los peores y los mejores momentos de sus vidas y luego se les aplicó una vacuna contra la gripe. Al final de la
investigación, se encontró que quienes experimentaron intensas emociones negativas tenían menos anticuerpos, esto es menos defensas para enfrentar las enfermedades. A partir de estos hallazgos,
el psicólogo concluyó que “es absolutamente posible que las emociones positivas puedan mejorar la función inmunológica, y por lo mismo las negativas nos hacen más propensos a enfermar”. Lo que
Buda y muchos otros maestros nos han enseñado a través de los años, la ciencia lo está tratando de develar y adoptar para mejorar la salud de las personas: se puede influir en la salud y la
enfermedad humana a través de nuestras pautas de pensamiento. Piensa positivo y vivirás mejor, esta debería ser nuestra norma de vida.
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